lunes, 22 de septiembre de 2008

EEUU nacionaliza a sus gigantes hipotecarios

Ayer no sólo se ejecutó la mayor nacionalización de la historia. También se plasmó la que posiblemente pasará a ser la paradoja más perfecta jamás alimentada por unos responsables económicos. Y ésta no reside en que el país que presume de ser más liberal se está revelando como un consumado intervencionista. Va más allá. Con su toma de control de las sociedades hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, el Tesoro de Estados Unidos, que no es otra cosa que el brazo económico de la Casa Blanca, está dando la razón a quienes han cometido los excesos que han situado a ambas firmas al borde de la quiebra. Sí, así es, por muy duro o extraño que suene.

Con su maniobra de fin de semana han avalado a quienes, desde los despachos de ambas firmas, han permitido dar rienda suelta a la emisión de deuda, y a quienes, desde el seno de los mercados, les han permitido engordar y engordar hasta adquirir su mórbida obesidad actual, ascendente a 5,3 billones de dólares en deuda hipotecaria. O lo que es lo mismo, casi 4 veces la riqueza generada en todo un año por la economía española. ¿Cuál es el motivo, el punto cardinal por el que el Tesoro está bendiciendo a quienes erraron o se pasaron de listos? Muy sencillo: durante años, Fannie & Freddie han vivido por encima de sus posibilidades por naturaleza híbrida, ya que si bien son entidades privadas, su pasado público nunca les ha abandonado.

Esto les ha llevado a actuar como ese niño malcriado que, a sabiendas de que su papá es rico, se convierte en un derrochador. Total, papá ya lo pagará. Y del mismo modo que sus amigos le consienten ese comportamiento porque, en efecto, saben que su progenitor acudirá al rescate, los mercados financieros han permitido a los responsables de estados sociedades hipotecarias que ensancharan su cartera hipotecaria hasta la extenuación.

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